No todos los niños que comen mucho llegan a tener sobrepeso, de la misma manera que hay niños que comen poco pero que debido a su constitución tienen un estado de salud y peso perfecto. Estas salvedades que se dan debido al metabolismo, no suele ser la norma general.
Hay otros niños que comen mucho y su metabolismo no ayuda. Todos los padres se preocupan por la alimentación de sus hijos, y hay algunos que no ven el problema que puede suponer comer para un niño, incluso más que un adulto. Hasta que no llega el momento en que alguien avisa, este niño come mucho y está engordando demasiado. Es ahí cuando se debe mirar a la báscula y comprobar si realmente hay un problema, si el niño está por encima de su peso para su altura.
Es muy importante darse cuenta para evitar posibles problemas de salud debido a un peso excesivo e incluso por obesidad.
¿Cómo saber si mi hijo come demasiado?
Durante la lactancia
Durante la época de la lactancia, hay niños que toman el pecho, o toman leche artificial, en términos de calorías, ambas leches tienen la misma cantidad. El problema puede venir por el biberón, ya que, aún sabiendo la cantidad que le estamos dando, puede ser superior a la que el bebé tomaría del pecho de la madre, debido a que al seguir saliendo leche siguen tragándola.
A pesar de que el cuerpo sabe cuándo está saciado, si el niño se acostumbra a tragar más, cada vez tardará más en saciarse.
Por eso es muy importante seguir las recomendaciones y chequeos constantes con el pediatra.
Comer 5 veces al día
Se recomienda hacer cinco comidas al día frente a las tres habituales, desayuno, comida y cena, por diferentes razones.
Si comemos tres veces al día, comeremos mayor cantidad para saciarnos, y el cuerpo se sentirá más cansado después de cada una de ellas, haciéndonos menos activos, y por lo tanto consumiendo menos calorías.
Después de cada comida, el cuerpo consume una importante cantidad de calorías debido a la digestión, de modo que en cinco comidas, el cuerpo quemará más calorías que en tres comidas.
Además hay que remarcar que es importante comer despacio, ya que hasta que no transcurren unos veinte minutos después de comer, no aparece la sensación de saciedad.
Estos hábitos alimentarios si son adoptados por los padres, los hijos también los adoptarán. En cambio si los hábitos alimentarios de los padres no son sanos, los hijos también los adoptarán, lo que puede fomentar el sobrepeso.
Dentro de los hábitos alimentarios también podemos considerar los tipos de alimentos o su forma de cocinarlo, si son muy calóricos o si son cocinados con demasiados aceites o acompañados con salsas harán que los niños, incluso no comiendo grandes cantidades, fácilmente pueden llegar a padecer sobre peso u obesidad.
De modo que si se come tres veces al día, llegando a cada una de las comidas con bastante hambre y además esa comida no es lo suficientemente sana, será la perfecta combinación para sembrar la obesidad.
Comprobar si el niño tiene sobrepeso
Una de las formas más sencilla si el peso del niño es el correcto, es utilizar la báscula, ya que será la que nos indique si el niño está en su peso, o fuera de su peso.
La razón mayoritaria del sobrepeso es la incorrecta alimentación, y en algunos casos muy puntuales algún tipo de enfermedad.
Si tienes dudas sobre el peso de tu hijo/a no dudes en acudir al pediatra, ya que será la mejor guía para mantener a tu hijo/a sano/a.
Cómo reconducir la situación
Una vez que nos hemos dado cuenta que el niño/a tiene problemas de sobrepeso, reconducir la situación no es difícil, ya que deberemos reeducar los hábitos.
Para normalizar la situación nos ayudará el pediatra.
Una de las primeros hábitos que se deben cambiar, es la reordenación de las comidas diarias.
Comprar más sano y cocinar más sano es la clave fundamental, en el corto plazo la salud mejorará, y además, comprar más sano, también sale más barato.
Hábitos que no hay que olvidar son fomentar el deporte y las actividades físicas, ya que estas ayudarán a mantener al niño/a más activo y ayudar a la quema de calorías.