La deshidratación en bebés ocurre cuando el organismo de estos no tiene tanto agua como necesita. Esta situación se puede producir por diferentes causas, entre las que se pueden destacar vómitos y diarreas.
Conocer los síntomas para poder detectar rápidamente la deshidratación de un bebé es fundamental, ya que el tratamiento es sencillo, pero si no se actúa a tiempo, las consecuencias pueden ser bastante graves para el bebé.
Bebés y niños pequeños tienen mayor facilidad para deshidratarse que los adultos.
Qué es la deshidratación
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde una cantidad excesiva de líquidos. No hay que olvidar que somos más de un 60% agua.
Esta pérdida importante de agua se puede deber a vómitos, fiebre, diarrea o transpiración debida a un golpe de calor.
Deshidratarse no sólo significa perder agua, sino también electrolitos (calcio, potasio, cloro, sodio, etc.). Es fundamental mantener el equilibrio entre el agua y de electrólitos para que el organismo funcione normalmente.
Hay diferentes grados de deshidratación, desde leve, hasta severa, esta última puede llegar a causa la muerte del bebé.
Síntomas de la deshidratación de un bebé
Como hemos comentado anteriormente, es muy importante identificar a tiempo que un bebé está sufriendo deshidratación, y para ello lo mejor es conocer los síntomas.
Lo normal es que el bebé, cuando tiene sed va a llorar y a beber con cierta ansiedad.
Dependiendo del nivel de deshidratación, los síntomas pueden ser algo diferentes, así cuando un bebé está deshidratado de forma leve o moderada, se puede observar que pasan muchas horas sin que haya mojado el pañal. En caso de haberlo mojado algo, se observa que la orina tiene un color amarillo intenso, además el olor de esta es muy fuerte.
Si no muestra señales de tener la energía habitual, se le ve débil y aletargado.
Si se nota que tiene tanto la boca como los labios secos, es otra señal, así como llorar y no tener lágrimas.
Puede que tenga fiebre debido a la deshidratación.
Cuando la deshidratación se agrava los síntomas son algo diferentes. Se observa que tiene los ojos hundidos, las extremidades, manos y pies están fríos y muestran manchas que antes no estaban ahí.
Sueño excesivo es otro síntoma de deshidratación.
Si observamos que la fontanela (el espacio de la cabeza donde los huesos no se han unido del todo) está hundida, es otro síntoma de deshidratación grave.
Qué hacer en caso de deshidratación
Si has observado que el bebé tiene los síntomas de estar deshidratado de forma grave, es fundamental que lo lleves de forma inmediata al hospital, ya que los bebés puede deshidratarse muy rápido. Allí le atenderán para evitar que la deshidratación tenga consecuencias no deseadas.
Si por el contrario, observas que el bebé tiene una deshidratación leve, es importante que contactes con su pediatra para que sea él quien te recomiende qué debes hacer. En el caso de los bebés menores de 3 meses, la recomendación del pediatra suele ser que tome leche materna o de fórmula con una frecuencia mayor a la habitual para rehidratarle.
Cuando el bebé es mayor de 3 meses, además de la leche materna o de fórmula, necesitará tomar un líquido que le ayude a reponer electrolitos. Estas recomendaciones deben ser dadas y supervisadas por el pediatra.
Evitar la deshidratación
La manera más efectiva de evitar la deshidratación es consumiendo líquido frecuentemente, así mantendremos hidratado el cuerpo y repondremos los líquidos perdidos. Pero tampoco conviene beber agua en exceso pues se pueden dañar los riñones al hacerlos trabajar demasiado.
Los días más calurosos son los días en los que más fácilmente un bebé se puede deshidratar, así como cuando esté enfermo.
Procura que beba muchos líquidos en esas situaciones, pero no le ofrezcas bebidas con gas.
Pregunta a tu pediatra cuáles serían las cantidades más adecuadas de líquido para tu bebé.
Nunca des a tu bebé medicamentos sin prescripción médica.