El jengibre es una raíz que contiene muchas propiedades medicinales. Quizás pueda parecer algo novedoso, pero sin embargo en Asia, lleva usándose tanto para fines gastronómicos como medicinales desde hace más de 3000 años.
Desde Asia se fue extendiendo al resto del mundo. Aunque no es muy frecuente su uso en la cocina, empieza a ser bastante común encontrarla en mercados y herboristerías.
El jengibre tiene un sabor muy particular, un toque ligeramente picante, nada que ver con el chili. Y se puede usar tanto para platos salados como dulces.
Se puede encontrar en diferentes presentaciones el jengibre. La raíz como tal, fresca, es fácil encontrarla en mercados, pero molido, seco o en infusión es más habitual encontrarlo en herboristerías.
Jengibre fresco
La raíz del jengibre tiene la apariencia de una patata, pero mucho más fina y con muchos nudos.
Es muy usado en platos orientales, tanto comida china, japonesa e india.
Algunos de los usos más habituales son los siguientes;
Para cocinarla con el pescado, lo que se hace es hacer láminas muy final y añadirlas dentro del pescado mientras se hornea.
Cuando se usa para dar sabor a ciertas comidas orientales, se pica fino y se añade al aceite para hacer una especie de sofrito, igual que con el ajo. Así el aceite y la comida que se vaya a cocinar va a tomar ese sabor tan característico.
Si haces verduras al vapor también puedes añadir un poco de jengibre, así las verduras también van a tomar el sabor del jengibre.
También se puede frotar sobre el pollo, lo mismo que se hace con el ajo, de esta manera el pollo va a conseguir un ligero sabor agradable.
Si queremos usarlo como aliño, lo podemos dejar en remojo en aceite (un par de finas láminas), durante un par de horas, y así disfrutaremos de su sabor en la ensalada.
Otra forma de añadir la raíz fresca a las comidas, es picándola finita o molerla junto con el ajo y la cebolla del sofrito.
En el invierno se convierte en una aliada contra los catarros. Trocea finito un trozo del tamaño de una uña, y lo pones a hervir. Una vez que ha hervido, añade el agua hervida junto con el jengibre en un vaso, exprime un limón, pon una cucharada de miel. Es un remedio perfecto contra los catarros.
Para conservar el jengibre fresco, hay que envolverlo en un papel de aluminio en la parte de abajo del frigorífico. Cada vez que queramos usarlo, podemos cortar el trozo que necesitemos y guardar el resto.
Raíz de jengibre seca
La raíz de jengibre seca es más sencillo encontrarla en herbolarios, o tiendas orientales que en mercados.
La presentación de la raíz de jengibre seca tiene alrededor de un cuarto del tamaño de la raíz fresca.
Así que con el secado y el tamaño que adopta su sabor es mucho más concentrado.
Si quieres hacer tu propia raíz seca, puedes lavarla y secarla al sol o en un horno.
La raíz seca se utiliza para adobar carne. También se puede añadir en sofritos junto a la cebolla y el ajo. E incluso añadir como aliño a ensaladas.
Para estas opciones es mejor pelar y rayas el jengibre.
También sirve para hacer encurtidos como pepinillos, cebolletas o melocotones.
Si queremos usarlo para postres, lo podemos dejar en remojo para que vaya cogiendo el aroma, tanto en agua, como leche. Va a dar un sabor muy delicioso para flanes o pudings.
Para conservarlo de forma correcta, hay que guardarlo en un tarro de cristal en un lugar fresco y oscuro. Con el paso del tiempo va a tender a perder su aroma. Así que la mejor opción es consumirlo en los siguientes tres meses.
Podemos hacer jengibre molido a partir de la raíz seca. Hay que machacarlo en un mortero y posteriormente molerlo en un molinillo de café.
Jengibre molido
Como el jengibre molido viene de la raíz seca, pues deberíamos consumirlo, también, antes de que pasaran tres meses desde su compra.
Ya que el jengibre tiene un intenso sabor, lo mejor es comprar pequeñas cantidades y de este modo evitar tirarlo por la pérdida de sabor y aroma.
Se puede utilizar junto a otras especias en platos cocinados al horno.
Infusión de jengibre
Como comentamos más arriba, el jengibre tiene muchas propiedades medicinales, y en épocas de frío, invierno, se pueden preparar infusiones con el jengibre.
Prepararlo es muy sencillo, añadiremos agua y un poco de jengibre picado en un recipiente para hervirlo. Una vez que haya hervido se añade a un vaso donde además, añadiremos una cucharadita de miel y exprimiremos medio limón.
Se puede cambiar el agua por leche.
Propiedades medicinales
Son numerosas las propiedades del jengibre, destacando las propiedades medicinales.
Destaca por sus propiedades antiinflamatorias, además contiene antioxidantes, que nos van a ayudar a combatir los radicales libres, además de prevenir otras enfermedades.
Además, gracias a su gran cantidad de vitaminas y minerales, refuerzan el sistema inmunológico.
Sistema inmunológico
Contribuye a aumentar la producción de glóbulos blancos, creando así una barrera que permite a nuestro organismo luchar contra ciertos microorganismos.
Migrañas
Gracias a sus propiedades antiinflamatorias y también analgésicas, el jengibre ayuda a disminuir la inflamación, tensión y dolor que producen las migrañas.
Mareos y náuseas
Sus propiedades para combatir dolencias estomacales son conocidas desde la antigüedad. Además ayuda al organismo cuando se padecen mareos, náuseas y vómitos.
Quemar grasas
El jengibre ayuda a acelerar el metabolismo del organismo, por lo cual ayuda a quemar grasas más rápidamente. Eso sí, durante la realización de la actividad física.
Por otro lado tiene propiedades sacíantes, así pues nos sentiremos saciados durante más tiempo sin necesidad de picar entre comidas.