En las etapas más tempranas como son la infancia y la adolescencia se debe tener especial cuidado con la alimentación porque a esas edades el cuerpo exige grandes cantidades de energía para garantizar un crecimiento y desarrollo equilibrado.
Es por ello que se recomienda hacer cinco comidas al día, ya que de esta manera se contribuye a una ingesta equilibrada de calorías a lo largo del día, evitando la sensación de hambre y de esta manera el picoteo que en muchas ocasiones es de alimentos ricos en grasas saturadas, como la bollería industrial, lo que no es recomendable en edades tempranas, pues pueden ser causa de obesidad cuando su consumo es habitual.
¿Cuáles son las cinco comidas al día?
El desayuno quizás sea la comida más importante del día, ya que el cuerpo lleva alrededor de ocho horas sin ingerir ningún tipo de alimento, y debe aportar la cantidad necesaria de energía y nutrientes para afrontar un día escolar lleno de actividades físicas.
En muchas ocasiones, con las prisas de la mañana, los desayunos se hacen rápidos y no tan consistentes como deberían. Pero son hábitos que los padres deben modificar, sentándose en la mesa con los hijos y enseñándoles la importancia del desayuno, además es un momento que no debemos dejar escapar para compartir con nuestros hijos y fomentar la comunicación familiar.
La primera de las cinco comidas del día es el desayuno.
Desayunar tranquilamente nos ayudará a afrontar las primeras horas de la mañana de una manera sosegada, tranquila y con mejor humor.
A media mañana, es muy recomendable almorzar tomando alguna pieza de fruta, para evitar llegar a la hora de la comida con el estómago vacío e ingerir más alimentos de la cuenta, generando un desequilibrio tanto calórico como nutricional.
La hora de la comida al mediodía, es el momento en que mayor ingesta de alimentos se hace, pues consta de un primer plato, segundo y postre, es por ello que debemos intentar que no contengan grandes cantidades de calorías y grasas. Un primer plato de legumbres, seguido con un segundo de pescado al horno y una pieza de fruta en el postre, aporta la energía suficiente a nuestros hijos para afrontar las actividades de la tarde.
Ocurre lo mismo con la merienda, de vital importancia para no llegar a la hora de la cena, y comer en exceso, ya que la cena debe ser ligera, y conviene hacerla al menos 2 ó 3 horas antes de irse a la cama. Una buena merienda puede ser un bocadillo de jamón york y queso, y un zumo exprimido natural, evitando siempre los zumos azucarados y los refrescos.
Por último la cena, al ser la última de las cinco comidas del día, previa al descanso nocturno, debe ser ligera, un filete de pavo, una ensalada y fruta, es un buen ejemplo.
Hay que tener en cuenta que las necesidades energéticas de los escolares varones de entre 6 y 16 años oscilan entre las 2.500 y las 3.000 kilocalorías y en las niñas y adolescentes de la misma edad, estas necesidades van de las 2.200 a las 2.600 kcal.